Voz VerdeVoz Verde Septiembre 2025

5 noviembre, 2025

¡Alto a la exhibición de animales como si fueran objetos!

Jesús Sesma Suárez

La Ciudad de México ya dio un paso histórico al reconocer en su Constitución a los animales como seres sintientes que merecen trato digno y respetuoso y dicho mandato ético y jurídico nos obliga a replantear todo el andamiaje legal y comercial que aún los trata como cosas. El texto constitucional es claro: las autoridades deben garantizar su protección y bienestar, así como definir conductas prohibidas y sanciones por maltrato.

Ese piso constitucional debe traducirse en políticas públicas y leyes que eviten prácticas en fomento a la cosificación y el abandono. En México, se estima que alrededor de 25 millones de perros y gatos viven en situación de calle, cifra alimentada por prácticas como compras impulsivas, crianzas indiscriminadas y la normalización de la “exhibición en vitrina” que trivializa la vida animal y la convierte en capricho.

Prohibir la exhibición física de animales con fines comerciales y, gradualmente, la venta minorista de perros y gatos en tiendas es una medida que han adoptado diversas ciudades y países en el mundo. Francia, por ejemplo, prohibió la venta de perros y gatos en tiendas desde el 1 de enero de 2024, como parte de una ley integral contra el maltrato y el abandono animal. La norma también limita la venta en línea y exige certificaciones de compromiso al adquirir un animal.

España, por su parte, prohíbe la venta de perros, gatos y hurones en tiendas y en internet, permitiendo sólo la compra a criadores registrados y multas considerables para infractores. La evidencia internacional sugiere que las políticas de ese tipo reducen la oferta de animales de criaderos intensivos, desincentivan compras impulsivas y redirigen la demanda hacia la adopción responsable.

En la Ciudad de México podemos aprender de esas lecciones y adaptarlas a la realidad actual. Prohibir la exhibición física de animales para la venta en tiendas representa un primer candado contra la compra impulsiva y promueve el trato digno al evitar condiciones de estrés y confinamiento prolongado en vitrinas que vulneran el bienestar animal.

Posteriormente habría que analizar, además, la creación de un registro de criadores, pues sin un padrón la prohibición de la exhibición en vitrinas podría desplazarse a la venta informal; asimismo, establecer la adquisición de animales sólo mediante adopción o criadores registrados; fortalecer las acciones de registro y esterilización temprana; regular el tipo de publicidad que cosifica a los animales; promover la colaboración entre tiendas de objetos para mascotas y refugios, en lugar de la venta de “stock vivo”, y mejorar las campañas en materia de trato digno y responsabilidad al poseer un animal.

Quedan muchos pasos por dar todavía, pero evitar que los animales se muestren físicamente en vitrinas es el primero para mitigar la venta masiva que alimenta la proliferación de perros y gatos en situación de calle, para disminuir la carga sobre refugios y albergues y bajar los costos públicos que genera el ciclo del abandono animal.

Y a quienes se preguntan ¿Por qué prohibir la muestra física de animales en tiendas si la compra es una decisión individual?, les invito a analizar los problemas en materia de salud, seguridad y gasto público que genera que nuestro país sea uno de los que mayor cantidad de animales callejeros posee, pero, sobre todo, a reflexionar que ningún ser sintiente debe ser tratado como un objeto en un escaparate.

La Constitución de la Ciudad de México ya lo establece y, ahora, por coherencia normativa, es preciso poner fin a la exhibición física de animales en tiendas, pues terminar con dichas prácticas que los hacen ser tratados como productos es hacer valer la ley y la palabra empeñada por la ciudad, además de avanzar hacia una sociedad más humana, más responsable y, sobre todo, más justa con quienes sienten.

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